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Un violador en tu camino: testimonios de mexicanas que ya no tienen miedo

Después de la viralización del video chileno, muchas mujeres se animaron a contar su historia de abuso. Dos de ellas la compartieron con EMEEQUIS.

12 / 11 / 19

Cientos de mujeres en todo el mundo se han sumado a denunciar el acoso y abuso sexual, así como la impunidad a las que se han enfrentado a lo largo de sus vidas, después de que se viralizara el performance de unas feministas chilenas, conocidas como Las Tesis, en redes sociales.

Las protestas van desde la replicación de esta denuncia en espacios públicos, como escuelas y plazas, hasta testimonios de mujeres que han sido víctimas de este tipo de violencia y que se han dado a conocer por medio de redes sociales como Twitter, que siguen la letra de esta protesta que dice: “y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”.

Dos mujeres que se sumaron a estas protestas en esa red social narraron sus experiencias a EMEEQUIS. Reproducimos sus testimonios con expresa autorización de las víctimas. 

“YA NO TENGO MIEDO DE CONTARLO”

“Todo sucedió cuando tenía 6 años y no terminó hasta pasados los 9. Todos los domingos, como de costumbre, nos juntábamos en casa de mi abuelita materna. Sin falta estaban todos ahí. Un día estábamos jugando a las escondidillas en el cuarto de unos primos que vivían ahí, pero yo no quise jugar más y me recosté en una litera.  

Seguido de eso uno de mis primos lo hizo también, no lo tomé a mal, pues nunca me habían hecho nada y siempre me trataban lindo. Él tenía 13 años

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Yo traía un short porque no me gustaban los vestidos. Me lo bajó y puso su pene entre mis piernas. Yo no sabía que hacer. Su hermano subió a la cama también y puso mi mano en su pene, son gemelos, así que tienen la misma edad.

Estaba inmóvil y ellos hacían conmigo lo que querían, yo sabía que no estaba bien, pero también tenía miedo de que, si lo contaba, me harían algo o no me creerían. 

Uno de ellos eyaculó sobre mis calzoncillos y corrí al baño porque los sentía mojados. A a esa edad no sabía que había eyaculado y creí que se había orinado sobre mí. Me quite el calzón y lo tiré a la basura. Desde ahí tuve mucho miedo de quedarme sola con ellos.

En menos de un año, otro primo de 11 o 12 años me sentó en sus piernas y se frotaba conmigo. Yo seguía con terror. Entre ellos tres sabían lo que me estaban haciendo. Así estuvieron, tocándose y masturbándose conmigo, una niña. 

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Desde ese entonces perdí el gusto por verme femenina, porque en cuanto comencé a vestirme como ‘niño’ dejaron de tocarme. Me llamaban marimacha, pero yo prefería eso mil veces a sentirme sucia. 

Hasta que entré a la secundaria lo comprendí todo, pero nunca dije nada, sólo a mi exnovio, a quien le tenía toda la confianza del mundo y quiso ayudarme a contarlo, pero yo no podía. 

Nadie sabía nada hasta que nació esta revolución por revelar a los abusadores y violadores. Ya no tengo miedo de contarlo, ni de enfrentarlos. No los odio, pero tampoco los quiero, dejaron de ser mi familia en cuanto comprendí lo que me hacían. Nunca supe si alguna otra de mis primas sufrió del mismo abuso, espero que no”.

Testimonio de Vanesa, mexicana de 23 años. 

“YO SÓLO VEÍA CÓMO TODOS HABLABAN CON ÉL”

Mi nombre es Karen Arias, tengo 20 años y tan sólo tenia 6 años cuando fui violada. El agresor: mi primo, quien tenía aproximadamente 19 años.

Él me decía que jugaramos a las ‘luchas’ y como a mí me gustaban, aceptaba, pero me tocaba de una manera que me molestaba. Varias veces me hacía comentarios como: ‘estás muy bien’, ‘te sientes buena’. Yo no entendía a qué se referia y le pedía que me soltara.

Él respondía que así era el juego y me tocaba cada vez más mientras jugabamos. A mí ya no me gustaba jugar así y lo evitaba.

En una ocasión nos pusimos a jugar de nuevo y sólo sentí dolor. Yo grité y llegó mi abuelita a la habitación, lo apartó de mí pegándole y gritándole muchas groserías; se puso a llorar y sólo me veía. 

Yo no sabía qué había pasado, sólo me sentí muy mal. Momentos después de eso mis primas, quienes eran sus hermanas, me bañaron, cambiaron y peinaron para ir a la primaria, pues asistía por la tarde.

Mientras ellas hacian eso yo sólo veía cómo todos hablaban con él. Enseguida una tía y mi abuelita se me acercaron y me dijeron que no se me ocurriera decirle nada a mis papás porque lo que habia hecho mi primo fue muy malo y que era mejor quedarme callada para evitarnos problemas con la familia. 

Hice lo que me dijeron y me quedé callada. Mandaron a mi primo con su mamá a vivir a la Ciudad de México y en un tiempo no lo volví a ver hasta hace 5 años. Lo único que hago es evitarlo y tratar de olvidar ese momento ya que ahora entiendo todo lo que en verdad pasó”.

Testimonio de Karen Arias, residente de Michoacán.

UN PAÍS PELIGROSO

En México las estadísticas muestran que ser mujer, en muchos casos, implica ser también blanco de ataques de violencia de índole sexual: 10.8 millones de mujeres de 15 años o más fueron sometidas a algún tipo de intimidación, hostigamiento, acoso o abuso sexual de octubre de 2015 al mismo mes de 2016, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI). 

Y a veces es letal: el año pasado 3 mil 752 mujeres fueron asesinadas. Esta cifra es la más alta registrada en los últimos 29 años por ese instituto desde 1990. 

NI DÓNDE ESTABA…

En este país la violencia en su contra ocurre en todas partes y los espacios que deberían ser seguros para las mujeres no lo son: 4.6 millones de mujeres mayores de 15 años dijeron al INEGI en 2016 que fueron víctimas de diferentes tipos de violencia sexual a lo largo de su vida en el ámbito escolar. 

Las agresiones que reportaron haber experimentado iban desde la intimidación, acoso y hostigamiento sexual hasta abuso sexual y intentos de violación o violación, de acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del 2016. 

Usuarias de Twitter narran que han sido agredidas en sus escuelas desde muy pequeñas, como en este mensaje:

En el ámbito familiar 528 mil mujeres de ese rango de edad (15 años en adelante) afirmaron al INEGI ser violentadas a lo largo de su vida en 2016. En sus trabajos 3.7 millones y en su comunidad 15.9 millones, indica este instituto. 

NI CÓMO VESTÍA…

Las tuiteras dieron a conocer que fueron violentadas sin importar qué estuvieran usando en ese momento. Lo mismo fueron agredidas quienes usaban pijama o un vestido floreado de niñas, que las que traían puesto el uniforme escolar, pants o jeans. 

Las mujeres que confesaron haber sufrido algún tipo de agresión sexual durante su vida en la escuela, señalaron al INEGI como principal agresor a un compañero (51 por ciento), en segundo lugar ubicaron a personas desconocidas de la escuela (17 por ciento) y en tercer lugar a un maestro (10 por ciento).

En la familia quienes más agredieron a las mujeres de octubre de 2015 a ese mismo mes del año siguiente, fueron sus tíos (24 por ciento), sus primos (21 por ciento) y otros familiares no identificados (17 por ciento). 

En los trabajos identificaron principalmente a un compañero como quien las agredió sexual y/o físicamente alguna vez en su vida (29 por ciento), a un jefe (26 por ciento) y después a un cliente (8 por ciento). 

En la calle, los desconocidos son quienes más las han agredido a lo largo de su vida (77 por ciento), luego los conocidos (7 por ciento) y por último los vecinos (5 por ciento). 

@vancg_

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SOBRE EL AUTOR

Vanessa Cisneros

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