“No lo ha hecho tan mal, ha habido peores”, dicen en la Gustavo A. Madero, gobernada por Chíguil (Morena). “Que se vaya, la verdad, le quedó grande el puesto”, exclaman en la Benito Juárez, bastión de la oposición donde manda Taboada (PAN). Filas largas, cortas, chatas. El hambre del domingo compite con la vocación democrática. #Crónica.
EMEEQUIS.– La Ciudad de México vive este domingo un ejercicio democrático en el que se juega la continuidad del presidente actual, Andrés Manuel López Obrador. Sólo si reúne el porcentaje de 40% de votación el resultado será “vinculante”, es decir, obligatorio.
Pero en las casillas la gente murmura, grita, se ofende si es contrario a su ideología. La pasión de un ejercicio democrático que no se sabe si servirá para algo hasta que los números lo indiquen.
EMEEQUIS recorrió la Ciudad de México para conocer cómo se vive la Revocación de Mandato en dos alcaldías contrastantes: Benito Juárez, joya de la oposición, donde gobierna el panista Santiago Taboada.
Y Gustavo A. Madero. Fue gobernada durante 20 años por el PRD, hasta que en 2018 cambió de manos al imponerse Morena con Francisco Chíguil.
En una CDMX gobernada por Claudia Sheinbaum que sufrió un descalabro en las elecciones de junio pasado: prácticamente cedió la mitad de la población que gobernaba.
BENITO JUÁREZ: POCOS, MUY POCOS
Entre la avenida Cuauhtémoc y la calle Anaxágoras, justo sobre la calle Esperanza en la colonia Narvarte Poniente de la Benito Juárez, se encuentra la escuela secundaria diurna no. 45 “María Enriqueta Camarillo”, en honor a la talentosa mujer mexicana dedicada a la literatura y arte dramático en todas sus ramas, nominada al Premio Nobel de 1951. En este sitio, donde cientos de adolescentes estudian día a día, se vota por la permanencia del presidente de la República.
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Aquí la publicidad pro AMLO es más escasa en lo que respecta a casas, ventanas, fachadas o autos. Aunque a dos cuadras un enorme López Obrador figura dentro de un espectacular acompañado de la frase “AMLO NO ESTÁ SOLO. SALGAMOS A VOTAR” que es visible desde la esquina de la escuela.
En los alrededores no hay mucha gente, pese a ser un crucero con avenidas. La mayoría se concentra en negocios de comida. El hambre del domingo, el olor a barbacoa, compite con el impulso democrático. A las afueras de la casilla es frecuente el paso de gente.
Dentro de la escuela, se visualizan casetas vacías. El chico que recibe en la entrada admite que no está siendo la recepción esperada: “Anda flojo, pero poco a poco ojalá mejore”, expresa, desanimado.
El ambiente es desolado. En esta casilla hay más funcionarios de casilla que votantes. La policía que vigila el orden de este lugar reposa apoyada en la pared.
Los vecinos de la zona pasan enfrente, leen la información y se van. Al señor Esteban no le apetece participar: “Sabemos lo que va a pasar, no le veo caso”, expresa.
Aunque con el paso de los minutos el tráfico aumenta: en media hora, la casilla ha recibido a 13 personas. De estas, ocho son adultos mayores.
Benito Juárez es uno de los bastiones de la oposición. Ello explica que el ambiente en los alrededores sea tranquilo y cauto. De los 13 votantes que recibió el recinto, solo cinco confesaron su voto a EMEEQUIS. De esos cinco ciudadanos, tres expresaron rechazo a la continuidad de López Obrador:
“Que se vaya, la verdad, le quedó grande el puesto”, expresa una pareja joven.
“No nos tiene nada contentos su desempeño, si es posible, que lo quiten”, comenta una ciudadana.
Dos personas más decidieron anular su voto ante la duda del ejercicio democrático.
“Sabemos que de nada sirve, pero es mejor participar”, expresa un adulto.
“Yo ni me acordaba de la Revocación, pero no tengo una opinión concreta, por eso anulé el voto”, confiesa una chica.
Irónicamente, la llegada del camión de la basura a la cuadra atrae a más personas a las cercanías del lugar que la propia casilla.
Hasta en la Benito Juárez se colaron anuncios de la revocación.
Todo esto, quizá se deba a la mínima señalización del INE. A las afueras del recinto, el pizarrón de anuncios de la escuela sólo tiene un par de hojas sobre la Revocación de Mandato. Es más visible un cartel con una convocatoria al concurso de fotografía urbana de la Benito Juárez que los que pertenecen al Instituto Nacional Electoral.
Se alcanza a escuchar la conversación en la que un joven comenta por teléfono a un receptor anónimo sobre la casilla. Después de un par de minutos insistiendo para que lo acompañe a votar, desiste y se aleja.
Así se vive la Revocación de Mandato en la Benito Juárez. Pese a esto, 10 kilómetros hacia el norte, en la Gustavo A. Madero, las cosas –en teoría, dado el dominio de Morena de la zona– pintarían distinto.
ENTRE TORTAS Y DEMOCRACIA: GUSTAVO A. MADERO
Entre Godard y Martínez de la Torre, en la colonia Héroes de Nacozari, se utilizan domicilios particulares para albergar la votación. Casillas contiguas reciben “una buena afluencia de gente”, según funcionarios de casilla.
Una calle hacia atrás se encuentra un puesto de tortas con más de 20 años en la zona. Platican el tortero y un cliente acerca de la Revocación.
–¿Ya fue a votar? –pregunta el dueño del puesto ambulante.
–Sí, hay bastante gente –responde el cliente.
Con señas de incredulidad, continúan. Ambos hablan a favor de la permanencia de AMLO, pero no por un fanatismo en particular. “Es que si no es él, ¿quién más?”, argumentan acerca de su voto contra la Revocación.
Gustavo A. Madero. Entre tortas y democracia.
Ambos adultos, aunque no de la tercera edad, comentan que la gente de alrededor de la colonia está de acuerdo por la continuidad. “No lo ha hecho tan mal. Ha habido peores. La gente de acá sí lo quiere, pero ya no como al inicio”, expresan.
Aún así, el tortero no niega que pueda haber un resultado inesperado.
“A ver si no cae una sorpresa, la gente lo apoya pero ya se ganó muchos enemigos. Si se va, que por lo menos nos deje algo. Todos los presidentes son las princesitas de la patria. Siempre se les consiente y no dan nada”, comenta entre risas el ciudadano.
A las casillas ingresan poco más de 20 personas en la media hora que atestiguamos. El ritmo es de entrada por salida, el ambiente es más cálido y cordial, todos parecen conocer a todos.
El único par de casetas para votar casi no se encuentra vacío en ningún momento. Tampoco es como que haya filas, pero aunque son calles “escondidas”, hay mucha mayor afluencia que en la Benito Juárez (donde había negocios, avenidas y más gente).
En esta zona de la ciudad la participación es más evidente. La dualidad entre ambas alcaldías es notoria. A simple vista, el resultado parece evidente; aunque, tal como mencionó el tortero, siempre puede haber sorpresas.
@aldo_canedov
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